-Buenos días, ¿estás despierta?
Caperucita entreabrió los ojos, la luz la cegaba, se encontraba atolondrada, ¿dónde estaba?, esa no era su cama, lo que veía no era su habitación. Y ese maldito dolor de cabeza…
-Hola preciosa. -dijo el desconocido, mientras le acariciaba la mejilla.
-Perdona, me he debido quedar dormida.
Con toda la dignidad que pudo, Caperucita se sentó en el borde de la cama y se cubrió con la sábana hasta el cuello, echaba en falta algo de tela sobre su cuerpo. Los recuerdos eran vagos; el bar, su amiga, una copa, dos, tres… Sí, creo que sólo habían sido tres y ese chico…
Era fácil imaginar lo que había pasado esa noche, allí estaban los paquetitos rasgados sobre la tarima del suelo; uno, dos, tres… Y más recuerdos; el sabor a piel, el olor acre del sexo, los besos a falta de aire y gemidos, uno, dos, tres…
-¿Cómo te gusta el café? Dentro de un rato entro a trabajar y no sé, ¿quieres que te lleve a casa?
-Con leche y azúcar -contestó ella.
Caperucita le miró, estaba de pie delante de ella, se había acabado de duchar, era alto, moreno con el pelo aún mojado, llevaba gafas de pasta negra, no recordaba que ayer las llevara. No era especialmente guapo, pero tenía una sonrisa morbosa y olía genial, una mezcla de jabón y masculinidad sutil. Se había puesto unos vaqueros desgastados y una camisa blanca remangada hasta los codos, estaba arrugada, pero le quedaba bien.
– ¿Sabes dónde está mi ropa? Ayer bebí demasiado y… no la encuentro. Es que yo no suelo…-dijo Caperucita con voz avergonzada, sin saber muy bien de qué o a quién debía disculparse.
– ¿Beber o follar con desconocidos? -dijo él sonriendo, mientras dirigía su mirada hacia la puerta que se veía a pocos metros-. Te la he dejado en el baño, yo voy a preparar el café.
Caperucita se levantó y se dirigió hacia el espejo del baño, la imagen no era la que ella esperaba, tenía los ojos y los labios hinchados, el maquillaje corrido, el pelo despeinado y la piel caliente, pero no se veía fea. Estaba diferente, jodida y deliciosamente diferente. Necesitaba un café.
El café que nos tomamos cada mañana, y los que le siguen a continuación, son una infusión de los granos tostados de varias plantas del género Coffea, los más comunes son C. arabica (café arábica) y de C. canephora (café robusta). Los granos aptos para el consumo contienen un alcaloide que estimula el sistema nervioso central.
En el siglo X ya se hacía referencia a sus efectos estimulantes, y varios médicos árabes le atribuían propiedades curativas. No fue sin embargo hasta el siglo XVII cuando se introdujo en Europa a través de Venecia.
Al Razí médico persa del siglo X describió la planta y a sus propiedades como «muy apropiadas para combatir la melancolía».
Sobre el año 1000, otro médico árabe, Avicena, describe al café en su obra “El canon de la medicina” de la siguiente manera “El café fortifica los miembros, limpia el cutis, seca los humores malignos y da un olor excelente a todo el cuerpo”.
La estimulación provocada por el café se extiende al ámbito erótico. Hay varias leyendas sobre el descubrimiento de los efectos del café, sin embargo, hay una que marca el carácter afrodisíaco de esta bebida:
Un día en que Alá encontró a su profeta enfermo y apenado por la indolencia humana, atribulado por la gran cantidad de tareas y problemas por resolver, envió al Arcángel Gabriel con un regalo para el Profeta que lo animaría y le diera consuelo, un presente «negro como la Piedra Negra de la Kaaba». Sería una taza de café, en recompensa a sus piadosas vigilias, que le devolvió la salud y la fuerza viril, quedando al momento aún más vigoroso. Mahoma, buscó un nombre al regalo recibido y lo llamó «Qahwa» que significa excitante, fuerza, vigor, en honor a la Piedra Negra de la Kaaba en La Meca.
Continuando con la leyenda, en un capítulo especial, Mahoma, en una extraordinaria y apasionada clase, enseñó las formas del amor carnal de forma consecutiva y una por una a no menos de 40 mujeres. Para lograr tan singular proeza, lo consiguió a base de tomar solamente café en abundancia.
Por lo que vemos, realmente la sustancia que puede conducir a un determinado efecto sobre la sexualidad es la cafeína. No sólo el café la contiene, podemos encontrarla en bebidas energéticas, refrescos de cola, té, chocolate… en diferentes concentraciones. A modo de referencia, un café espresso contiene entre 40 y 75 mg de cafeína.
Rebuscando por dentro de la literatura científica actual en internet, encontramos algunas referencias sobre el efecto de la cafeína en el deseo sexual femenino y sobre la respuesta fisiológica masculina.
Según un estudio publicado en “Pharmacology, Biochemistry and Behavior Journal», su autora indica que el café produce en las hembras el deseo de mantener relaciones sexuales más seguido. Lo cual podría ser beneficioso para aquellas mujeres que tienen problemas con el apetito sexual.
Fay Guarraci determinó que la cafeína disminuía el tiempo que tardaba la hembra de rata en regresar al macho para otra sesión de apareamiento y que este efecto podría ir más allá del esperado debido a un aumento de energía.
Una investigación realizada por la Universidad de Beira Interior (Portugal) y publicado en la revista Toxicology sugiere que dosis moderadas de cafeína mejora la producción de espermatozoides.
Sus autores defienden que en dosis bajas o moderadas, la cafeína, produce un efecto beneficioso en la estimulación de la espermatogénesis (producción de espermatozoides) debido a que el compuesto favorece que estas células produzcan lactato (esencial en este proceso); sin embargo, en dosis altas puede ser perjudicial, ya que puede provocar una mayor oxidación de las células.
Otro estudio, de la Universidad de Texas, plantea la hipótesis de que 2 o 3 tazas de café al día, induce una serie de efectos farmacológicos que causan la relajación de las arterias del pene y del músculo liso cavernoso del pene, aumentando así el flujo sanguíneo y permitiendo la erección. Lo que estaría asociado a una reducción del riesgo de impotencia.
Curioso, sin duda, los beneficios que podemos obtener con el placer mañanero del café, eso sí, sin excedernos que no es cuestión de tener una crisis nerviosa antes de un encuentro. No en vano, el café es la bebida más consumida en los países desarrollados, principalmente en Europa y Estados Unidos. De media, a nivel mundial, una persona consume 1,3 kg de café y parece que las predicciones indican que su consumo goza de muy buena salud.
No puedo terminar esta entrada sin hablar del tiramisú, postre de referencia italiano hecho con mascarpone, bizcocho, café, cacao y licor, al que se le han atribuido propiedades afrodisíacas debido al efecto estimulante del azúcar y la cafeína. Se dice que este postre se servía en los burdeles en Treviso, cerca de Venecia, que además de música disponían de cocinero. Es decir, auténticas «casas de placer», donde la «señora» de la casa, para avivar los ánimos de sus clientes, les ofrecía el dulce, diciéndole: «Anda, cariño, que voy a darte una cosa que te tira su«. Un bocado frío, dulce, excitante que «tira arriba».
Rätsch, Christian. Las plantas del amor. Fondo de cultura económica.
Flandrin, J.L., Montanari, M. Historia de la alimentación. Editorial Trea.
http://www.magrama.gob.es/es/ministerio/servicios/publicaciones/H108850_tcm7-368262.pdf
https://dosisdecafe.wordpress.com/tag/mahoma/
http://www.muyinteresante.es/salud/sexualidad/articulo/el-cafe-reduce-el-riesgo-de-impotencia-611432558357
http://www.ofrases.com/frases-imagenes/29507-frase-el-cafe-debe-ser-caliente-como-el-infierno-negro-como-el-diablo-puro-comocharles-maurice-de-talleyrand.jpg
http://www.exotic-plants.de/auktionsbilder/Coffea_arabica1.jpg
http://notas-de-cocina.blogspot.com.es/2008/04/tiramis-este-dulce-afrodisaco.html
Fay A, Guarraci. “Coffee, Tea and Me”: Moderate doses of caffeine affect sexual behavior in female rats. Pharmacology, Biochemistry and Behavior. 2005; 82(3): 522-530. Consultado el 1 de agosto de 2016 desde http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0091305705003394
Dias, T.R., Alves, M.G. et al. Dose-dependent effects of caffeine in human Sertoli cells metabolism and oxidative profile: relevance for male fertility. Toxicology. 2015; 3;328:12-20. Consultado el 1 de agosto de 2016 desde http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25486098
López, D.S., Wang, R. et al. Role of Caffeine Intake on Erectile Dysfunction in US Men: Results from NHANES 2001-2004.PLoS One. 2015 Apr 28; 10(4):e0123547. Consultado el 1 de agosto de 2016 desde http://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0123547
- ¿Qué hay de verdad en los afrodisíacos? - 17 marzo, 2019
- Apps para convertirte en mejor amante - 4 abril, 2017
- Espárrago, la forma fálica de la naturaleza - 5 febrero, 2017
Tengo que decirle a Alá un día de estos que me envié unas cuantas (muchas) tazas de su café.
Bueno saber que uno de mis postres preferidos, el tiramisú, fuera el plato estrella en los burdeles venecianos.
Muchas gracias por tu comentario y espero que tu día esté lleno de cafés, por placer, no por sueño.
Joder, es como volver a tener 20 años xD. La cosa es que el café, afrodisíaco no lo sé, pero cuanto más tomo, más sueño tengo… Más de 4 cafeses al día son contraproducentes. Si pudiera beber una cosa sería café… bueno, cerveza… o café. O cerveza.
Al Razí define al café como «muy apropiado para combatir la melancolía» (Melancolía, gran peli de Lars Von Trier), pero lo que no sabéis, es que Al Azif es el nombre que se le dió originalmente al Necronomicón, escrito por Abdul Al-hazred (el árabe loco) en tiempos de los califas omeyas. Al Azif es el sonido que producen los insectos nocturnos, que en la cultura árabe se relacionaba con los «Djins». Haced una tirada de cordura…
Por cierto, NO me gusta el tiramisú 🙁
Seguro que encontramos otro postre que lleve café que te guste. Muchas gracias por tu comentario.
Creo que rescataré la receta del tiramisú🎂